He escuchado esta semana una maravilla de podcast en Kapital. Joan Tubau entrevista a Berta y Daniel González de Vega. Berta y Daniel conocen de cerca el sistema educativo, ella como periodista de ABC y él como fundador de Smartick. Hablan de la educación en España, los resultados que hemos tenido en PISA y comparan el sistema educativo español con otros mucho más exitosos. Hablan también de exigencia educativa y del “buenismo” de los profesores. Os recomiendo que lo escuchéis entero (dura 1h45min), pero de momento, os he resumido las ideas más interesantes que exponen además de aportar mi propia perspectiva. ¡Espero que lo disfrutéis tanto como yo!
Reflexiones sobre los informes PISA
Los resultado de los alumnos españoles en matemáticas, ciencia y comprensión lectora no han mejorado en los últimos 20 años. Si nos comparamos con los mejores (países asiáticos) estamos muy lejos. Además los países asiáticos siguen mejorando años tras año.
También es preocupante que la proporción de niños excelentes es pequeña y sigue disminuyendo.
El informe, también concluye que hay una gran diferencia entre comunidades. En Castilla y León por ejemplo lo hacen igual de bien que algunos de los mejores países de Europa.
Hay un par de preguntas claves que podemos hacernos. ¿Qué hace que unos sistemas sean mejores que otros? ¿Y por qué unos sistemas mejoran más rápido que otros?
Vamos a indagar en estos temas y a analizar el tema desde distintas perspectivas.
Profesorado y sistema educativo
Una de las conclusiones de un estudio de McKinsey es que un sistema educativo no puede ser mejor que el nivel de sus profesores. Sin embargo, en España nos encontramos con los siguientes problemas:
Una buena parte de los profesores han perdido la autoridad. Y ya no es únicamente que alumnos o padres no les respeten. Sino que la sociedad en general, no considera que ser profesor sea una profesión de prestigio.
Cada vez hay menos profesores vocacionales. El nivel del alumnado que llega a las universidad de magisterio ha bajado en los últimos años. De hecho, son carreras sin nota de corte. Además, ha bajado el nivel de la propia carrera.
Se ha hablado mucho del MIR educativo pero nunca hemos estado cerca de implementarlo. Si lo hiciésemos podríamos conseguir algo parecido a lo que se ha conseguido en medicina. Hace 20 años, en España, los mejores estudiantes no iban necesariamente a estudiar medicina. Sin embargo, hoy en día, medicina es una de las carreras con nota de corte más alta y que atrae a muchos de los mejores estudiante y futuros profesionales.
Este año el gobierno quiso reducir las horas de formación en matemáticas y lengua. Por suerte la Real Sociedad Española de Matemáticas puso el grito en el cielo y la reforma se cancelón.
Y por supuesto que estoy generalizando. Hay profesores excepcionales. Y a esos profesores excepcionales se les tiene un gran respeto y admiración. Pero en líneas generales, los profesores no tienen la reputación que tienen en otros países como Japón o Finlandia. También se habla mucho de que no tienen el salario que se merecen, pero tienen un sueldo bastante parecido al de otros países con mejores resultados de la OCDE.
El buenismo
En España hay un problema de “buenismo". El "buenismo” es cuando un profesor empatiza con un niño con algún tipo de problema y no le exige los mismo que al resto de los niños. Aunque para muchos no sea intuitivo, pensar que los niños son seres débiles a los que hay que proteger en cualquier circunstancia es un error.
El buenismo al que más daño hace es al niño vulnerable. El niño con posibles, en la mayoría de ocasiones va a tener en su casa la posibilidad de que sus padres le ayuden o la posibilidad de poder contratar clases particulares, etc. Mientras que el niño vulnerable todo lo que tiene es el colegio. Y si no le exiges como a los demás, le estás dejando aún en más desventaja.
Tenemos una paradoja muy interesante si comparamos la educación con el deporte. Lo que no se le tolera a un profesor en términos de disciplina se le tolera a los entrenadores deportivos de los equipos en los que juegan los mismos niños. A todo el mundo le parece bien que si un niño no va a entrenar o no se esfuerza lo suficiente en los entrenamientos, el entrenador no le saque a jugar en el siguiente partido. Es decir, al entrenador se le admite tener un alto nivel de exigencia.
Hay otra derivada interesante que se admite en el deporte pero no en la educación. Imagínate plantear que en una clase de matemáticas de 10 años fuésemos a separar por niveles, porque los peores están lastrando a los mejores. A la mayoría de la gente esto le chirría, porque piensan que estaríamos creando una clase de listos y una de tontos.
Sin embargo, en muchos deportes, desde los 8-10 años se separa a los niños por niveles.
España es una potencia deportiva. Quizás haya algo que aprender de cómo gestionamos el talento en el deporte.
Lo importante es entender que esto es bueno para todos. Tanto para los avanzados porque a un niño excelente tienes que mantenerlo motivado, como para los rezagados porque debes asegurarte que no se queden descolgados y con lagunas de conocimientos que les lastren de por vida.
A los 8 años un niño está en ese momento crítico donde el niño deja de aprender a leer y empieza a aprender leyendo. Ahí hay que poner unos esfuerzos tremendos con profesores dedicados a grupos más pequeños que garanticen que los niños que van un poco más retrasados puedan seguir el ritmo.
La otra cara de la moneda es que apoyar a los alumnos excelentes es clave para la sociedad, porque el impacto que tiene los alumnos más brillantes, que en gran medida serán los profesionales más brillantes en el futuro, es gigantesco. Pensad en la riqueza y las oportunidades que genera para el país un empresario que ha fundado una gran empresa o un científico que hace un gran descubrimiento.
La competencia
Paulatinamente se ha ido quitando la competitividad de las aulas. Se han quitado los diplomas a los mejores expedientes y las notas están desapareciendo poco a poco. Lo que nadie se ha parado a pensar es que la competitividad es algo que le gusta a los niños. De hecho, el fracaso escolar masculino se ha acrecentado en los últimos años y una hipótesis que suena con fuerza es que se pueda deber a que a los chicos les gusta más competir que a las chicas.
Pero lo que es más grave aún es la ausencia de competencia entre centros educativos. ¿No debería fomentarse la transparencia de los resultados académicos de los centros educativos? De ser así, los padres podrían tener la libertad de llevar a sus hijos a aquellos centros que tuviesen mejores resultados.
En muchas comunidades ni siquiera se pueden ver los resultados de Selectividad. Excepto los privilegiados que tienen acceso a esta información, el resto de nosotros tenemos que elegir el colegio o instituto casi a ciegas.
En Reino Unido esto es muy distinto. La inspección educativa es muy respetada por su tremenda objetividad y porque se comparten prácticas que hacen mejorar al resto del sistema.
Casos de éxito
Vamos a ver tres casos de éxito en países tan distintos como son Inglaterra, Finlandia y China.
La escuela Michaela en el barrio de Wembley, un barrio muy humilde de Londres, ha conseguido unos resultados académicos brutales. Michaela, su fundadora, cansada de un sistema educativo mediocre, decidió crear su propia escuela. Sus pilares son la disciplina y las altas expectativas para sus alumnos. Y los resultados hablan por sí mismos: ha sido el centro que ha obtenido las calificaciones más altas de la Oficina de Inspección Escolar del Gobierno (Ofsted).
Michaela dice que les estamos fallando a los niños de origen más humilde por tenerles pena. La razón es que al tenerles pena, dejamos de exigirles y les quitamos la oportunidad de tener una gran educación que les brindará un gran futuro y un ascensor social. Os dejo link al libro “The Power of Culture: The Michaela Way” donde se explica en detalle como funciona el colegio.
Algo muy parecido pasa en Finlandia. Entrevistaban a un director de un colegio de una de las áreas más deprimidas económicamente de Helsinki sobre la educación en su colegio. Decía que la educación en su centro era prácticamente similar a la de otros en zonas más privilegiadas. También comentaba que su obligación era ver el diamante en bruto que había en cada niño. Si él caía en la tentación de empatizar con todos los problemones que tienen muchos de esos chicos en su casa, podía sentir una enorme pena y caer en la tentación de no exigirles como a los demás y que su obligación era enseñarles y exigirle como a todos.
El artículo "Why Chinese Mothers Are Superior" de Amy Chua, publicado en The Wall Street Journal, expone la perspectiva de Chua sobre las diferencias entre los estilos de crianza occidental y chino. Chua, profesora en la Facultad de Derecho de Yale, argumenta que la crianza china es más efectiva que la crianza occidental. Sus argumentos son los siguientes:
Altas expectativas: Chu sostiene que los padres chinos tienen expectativas extremadamente altas sobre el rendimiento académico y extracurricular de sus hijos. Cree que los niños pueden lograr grandes cosas cuando sus padres creen en su potencial y no se conforman con la mediocridad.
Disciplina estricta: El artículo describe un estilo de crianza muy estricto que no tolera las malas notas. Chua menciona que nunca permitió que sus hijas asistieran a una fiesta de pijamas, tuvieran citas para jugar, vieran la televisión o jugaran a videojuegos, y que insistió en que fueran las mejores alumnas en todas las materias excepto educación física y drama.
Rigor académico y musical: Chua enfatiza la importancia del éxito académico y del talento musical. Por ejemplo, ella valoraba que sus hijas sobresalieran en la interpretación de instrumentos como el piano o el violín. Relata instancias de horarios de práctica rigurosos y su participación directa en su educación musical.
Crítica y comparación: Chua cree en el poder de la crítica sobre el elogio para motivar a los niños. También menciona comparar a sus hijos con otros como un motivador para la mejora.
Yo personalmente, no comulgo con todo lo que expone Amy Chua y sinceramente espero que como sociedad no evolucionemos hacia algo tan estricto como lo que hay en China. Lo que sí que creo, es que hay elementos comunes interesantes que aplicados en su justa medida pueden ayudar a mejorar el aprendizaje de nuestros hijos sin hacerles infelices.
Hacia un modelo educativo más personalizado
Un concepto clave es la zona de desarrollo próximo de Vigotsky. Un niño cuando más aprende es cuando lo tienes justo en ese punto donde está al límite de poder resolver un reto con un toque de ayuda. Tan malo es presentar a un niño retos que ya domina de sobra, como retos inalcanzables, ya que ambos consiguen la desmotivación del niño.
En la industria del videojuego han resuelto este problema. El juego va evolucionando poco para que vaya presentando un nivel de dificultad un pelín mayor en cada momento. Esto se conoce como el “flow” del juego y es lo que hace que los videojuegos sean divertidos y estimulantes.
La dificultad que encontramos al aplicar esto a las clases es que la variabilidad de conocimiento en un aula de primaria es enorme. La mitad de la clase más avanzada sigue el nivel del profesor pero no están desplegando todo su potencial. Por el lado contrario, la mitad de la clase más rezagada ha dejado de seguir al profesor porque tienen lagunas de conocimiento.
Lidiar con esto requiere un profesor muy capacitado que pueda adaptar muy bien la materia a cada alumno. El profesor debe dominar la materia, la didáctica y la dinámica de grupo del aula. Y aquí nos encontramos con el problema expuesto al principio: no tenemos tantos profesores capaces de hacer todo esto en España.
Por suerte, la tecnología, como comentamos en #3 Los súper poderes que traen las pantallas, proporciona herramientas de aprendizaje personalizado que los niños pueden usar para complementar lo aprendido en el colegio. Os recomiendo echar un vistazo a Smartick, un método online de aprendizaje de matemáticas y lectura para niños de 4 a 14 años.
Os dejo como siempre con algunos libros para profundizar en estas ideas:
The smartest kids in the world: And how they got that way - Amanda Ripley
The power of culture: The Michaela way - Katharine Birbalsingh
Todo se puede entrenar - Toni Nadal
Muy interesante, Daniel, muy alineado en muchos pensamientos.
Un artículo muy interesante, Daniel. ¡Muchas gracias por tu tiempo y por compartirlo con nosotros!