Es curioso observar el bajísimo nivel de aceptación que tienen la mayoría de los niños al fracaso de forma innata. Seguro que también lo habéis observado, pero si no, podéis replicar el experimento muy fácilmente. Simplemente, dadle a vuestro hijo pequeño una tarea en la que tenga una alta probabilidad de fallo. Por ejemplo, si tenéis un niño de unos 2 años, ponedle a hacer una torre de bloques con 7-8 pisos de altura. Lo que vais a observar es que cuando la torre se le desmorone sin haber colocado todos los bloques, se va a enfadar y seguramente va a destruir lo que quede de la torre.
Muy de acuerdo, Daniel! Exponerles a esta frustración, permitir que aprendan a gestionarla y convivir con ella resulta clave para su evolución a futuro
Muy de acuerdo, Daniel! Exponerles a esta frustración, permitir que aprendan a gestionarla y convivir con ella resulta clave para su evolución a futuro